Miguel de Vega Cruz "El Niño Miguel", empezó muy joven a tocar la guitarra flamenca, en las calles y tabernas de Huelva. Los que han podido escucharle alguna vez dicen que "parece que estás escuchando siete guitarras al mismo tiempo".
La fama le llegó cuando ganó el concurso de guitarra de la peña Los Cernícalos.
Sacó unos pocos discos en los setenta, aunque está considerado como uno de los grandes "tocaores" de flamenco y el mejor guitarrista de Huelva.
Los problemas con las drogas lo fueron alejando poco a poco de los escenarios pero su huella permanece hoy en día en guitarristas de reconocido prestigio como Paco de Lucía, Raimundo Amador y Tomatito.
Actualmente vive en las calles entre cartones y basura, aún conserva una guitarra, y toca siempre que se lo piden los viandantes.
Su historia es también una leyenda entre los artistas andaluces que siempre recordarán al Niño Miguel entregado a su público, desgranando cada nota de su guitarra.
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